Lo bueno de llegar a los distintos lugares con gente conocida, es que salen planes locales y no solo pura visita a los lugares más típicos y comerciales. Y si además esa gente conocida, se dedica a lo mismo que tú, pues salen planes maravillosos, como lo fue el del lunes pasado, cuando nos fuimos a pintar un mural para la sección de Pediatría del Hospital Tornu en Buenos Aires.
La verdad es que fue una paliza, pero mereció la pena. A las 10 de la mañana ya estábamos manos a la obra, dándole forma al diseño que Wolpowicz había hecho para el espacio a rellenar. 11 horas más tarde, lo habíamos terminado. Entre tres, siempre es menos complicado.
El diseño realizado por Ana Wolpowicz
Ana Wolpowicz y Marina Marrodan pintando sin parar
Nos trataron muy bien. Nos dieron de desayunar y de comer y en ningún momento falto el mate.
Ana Wolpowicz en acción
(Como me gusta hacer el tonto, viene bien para liberar la presión)
Comando pincel. De derecha a izquierda: Marina Marrodan, Ana Wolpowicz y Andrea Bergareche.
Durante algún rato tuve una pequeña confusión pensando que el Hospital se llamaba Hospital Teru, cuando en realidad se llamaba Hospital Tornu, pero la confusión nos hizo reirnos mucho y consiguió amenizar aún más la larga sesión.
Y este fue el resultado final. Como acabamos casi a las 10 de la noche la luz de la foto es bastante mala y además era bastante difícil sacar el mural completo porque la pared era curva y al ser pasillo no había espacio suficiente para tomar la foto agusto, pero más o menos creo que se aprecia bien.
Las caras de cansancio después de casi once horas continuas de trabajo. Acabamos agotadas, pero sin duda mereció la pena.
¿Os gusta? Yo creo que el mural cumple muy bien su función, dar vida y alegría a un espacio que habitualmente suele ser gris cuando debería estar lleno de color. Si además de curar, se puede alegrar y dar rienda a la imaginación infantil, más que mejor, ¿no os parece?