Escribo desde Madrid. Como ya sabrás por mi newsletter o mis redes sociales, estoy aprovechando para pasar por aquí unos días de visita y, ojalá, visitar los museos que suelo dejar siempre pendientes por pereza cada vez que vengo.
Hace un par de días estaba en Barcelona. Si ya te has suscrito a mi newsletter, te habrás enterado qué hacía por ahí. Si no, pues justo es de lo que quiero hablar hoy.
Estuve en Barcelona por unos días porque quería conocer a Toti Roger, el responsable de Somriures Nòmades (Sonrisas Nómadas). Quería conocerle a él, conocer el Dream Warrior (el camión de bomberos en el que viaja) y hasta a sus dos perros (Bleu y Noir). Quería conocer todo eso para plantearme la posibilidad de participar en el proyecto, ya que la idea que sostiene todo, es una idea hermosa, un objetivo de esos que hacen que todo cobre inmediatamente sentido sin necesidad de replantearse nada más.
Somriures Nòmades (Sonrisas Nómadas) es muchas cosas pero sobre todo, es la promesa de una sonrisa nómada. Muchas sonrisas nómadas. O más bien, la promesa de esas sonrisas que provocan los nomadistas que deciden subirse a ese camión que es el Dream Warrior y que provoca por si solo una sonrisa inevitable allá donde va. Toti y los que se suben al camión, dedican su tiempo y su trabajo en ir de un lugar a otro, dibujando sonrisas a su paso.
¿Qué es y cómo funciona Sonrisas Nómadas?
Pues es sencillo, con toda la complejidad que conlleva pese a todo. El proyecto se define a si mismo como un «proyecto socio-cultural y audiovisual itinerante en el que los títeres, el clown, el circo, la música y la animación infantil llevan sonrisas alrededor del mundo en colaboración con artistas locales e internacionales.
Sonrisas Nómadas utiliza las artes escénicas y el intercambio artístico como herramientas para la transformación social.» De esta forma, Sonrisas Nómadas se aproxima a las culturas, las tradiciones y los artistas locales, para compartir y crear espectáculos que enriquezcan a todos los que participan en ellos. Además, en ocasiones realizan talleres artísticos, ya sea en colaboración con los artistas locales o con la gente que decide subirse al camión. Además, Sonrisas Nómadas trata de reivindicar el patrimonio de los pueblos por los que transita, reivindicando así su riqueza y su patrimonio cultural
Toti y aquellos artistas o voluntarios que se van subiendo al camión, van recorriendo distintos lugares a lo largo de este extenso planeta, para cuando llegan a uno de ellos, realizar un espectáculo a cambio de un intercambio (si es que la zona a la que llega el camión puede permitirse ese intercambio). El trueque suele basarse en gasolina y comida a cambio de un espectáculo para la infancia del lugar y, por qué no, para todo aquel que se quiera sumar.
El Dream Warrior, desde que cayó en manos de Toti, ha viajado por África y este último año lo ha hecho por España, en colaboración con la ONG Aldeas Infantiles.
Toti es educador infantil y educador social. Tiene un master en Desarrollo Internacional y un posgrado en Sociedades Africanas, además de un amor intenso por lo que hace. Un amor y una pasión que logra trasmitir, a través de su proyecto y las sonrisas que dibuja, la primera de todas, la suya. Su motivación: “dejar el mundo un poco mejor de lo que lo hemos encontrado. Aproximar culturas y realidades de una forma responsable y comprometida. La mejor escuela es el viaje”. Quién mejor para dar vida a este hermoso proyecto que se sostiene por sí solo aunque haya una enorme cantidad de trabajo detrás, en el que si quieres, puedes participar.
«Caminamos desde el afecto, desde la paz, la amistad, la alegría, desde la confianza, desde la abundancia de las posibilidades… Y desde aquella pequeña y alegre revolución que nos acompaña a seguir adelante con la perseverancia.»
Fui a Barcelona porque quería conocer el camión, quería conocer el proyecto y sobre todo, quería conocer a Toti. Quería dar forma a esos pensamientos e imaginaciones que desde que Toti y yo nos pusimos en contacto, habían ido tomando espacio. Imágenes creadas a partir de lo que podía ver en la web de Sonrisas Nómadas y lo que podía imaginar acerca de un proyecto así en la ruta, girando, llevándose a cabo.
Quería imaginarme dentro del camión, quería imaginar cómo sería levantarse por la mañana en ese pedazo monstruo que es el Dream Warrior, aún somnolienta y con ganas de un buen café para desayunar. Quería conocer a Toti para imaginar así las noches que compartiríamos frente a un fuego en los paisajes sudamericanos si me subía al camión. Quería imaginar al fin y al cabo el proyecto en acción y ver cómo me sentía dentro de él. Si sería capaz de encontrar mi lugar y casarme con él (con el proyecto, digo. “Casarse con algo” es una expresión española que vendría a decir hacer algo tuyo, adoptarlo, casarte con eso).
Quería imaginarme con la cara pintada, con esas pinturas para rostros que tengo en casa hace años casi sin estrenar. Quería imaginarme volviendo a entrenar, para poder dar mi aportación en forma de acrobacias con la cara pintada en los espectáculos. Quería imaginarme con los niños, riendo y bailando, o cantando. Quería imaginar la posibilidad de llenar de color los lugares por los que pasemos en forma de murales colectivos, para que los niños, por medio de pinceles, hagan ese lugar suyo, reconociéndose como parte activa de él, parte que transforma, capaz de embellecer.
Quería imaginarme todo eso. Quería que tomase forma ese gusanillo que se me ha metido en el estómago desde que conocí Sonrisas Nómadas. Y sobre todo, quería ver si sería capaz de formar parte de eso, si sería capaz de encontrar mi espacio personal dentro de Sonrisas Nómadas. Una motivación propia para entrar en el proyecto, para decidir si Lápiz Nómada se subía o no al Dream Warrior que lleva Sonrisas Nómadas.
La verdad, no es difícil. No es difícil imaginarse. No es difícil imaginar recorrer Ushuaia en el camión. No es difícil imaginarse cruzando el canal de Panamá o incluso llegando en camión a Buenos Aires para hacer una parada y recoger a mi amiga y artista Marina Marrodán, para que se suba también a Sonrisas Nómadas quizás por un mes y ponga al máximo su creatividad y ese amor que es capaz de transmitir a los demás en forma de juegos o organizando conmigo murales colectivos. No es difícil. No es complicado poner la mente a discurrir e imaginarse ahí, encontrar un lugar propio dentro de un proyecto tan hermoso como es Sonrisas Nómadas.
Supongo que te estarás preguntando si después de todo esto que te acabo de contar me voy a subir o no al camión. Pues bien, por ahora no. Es una cuestión de momentos y éste no es aún mi momento. Si he vuelto es porque personalmente necesito poner a rodar ciertas cosas que creo que ahora mismo si me subo al camión voy a tener que aparcar para volver a entrar de nuevo en ese modo viaje interrumpido donde la improvisación se vuelve reina y demanda espacio y atención. No es mi momento. Necesito hacer rodar objetivos concretos y delicados que necesitan de tiempo, de espacio y de paciencia, de mucha dedicación. Y para eso necesito estar aún aquí, poniendo mi atención y mi esfuerzo en eso para poder lograr lo que quiero, o saber lo que quiero, que casi es lo mismo.
Pero bueno, el gusanillo está ahí y aunque quizás febrero sea muy pronto para subirme a un camión recién llegada como voy a estar de Laponia y de buscar auroras, quizás más adelante llegue el momento y decida unirme al proyecto sin reticencias y tratando de aportar lo más que puedo dar para ese público siempre agradecido que son los niños y que hacen que todo inevitablemente esté siempre bien. Son energía y motor, son lo significante, lo sencillo, la esencia. La sonrisa es la esencia de muchas cosas, lo es de Sonrisas Nómadas.
* Info útil sobre Sonrisas Nómadas:
▸ Si eres artista, si te dedicas a las artes escénicas, los malabares, la música o a cualquier otra disciplina artística (o si simplemente a pesar de que no te dediques a ello crees que puedes aportar mucho en un espectáculo así) échale un ojo a la convocatoria de Artist Truck.
▸ Si lo de hacer espectáculos no es lo tuyo pero aún así te gustaría ser parte de un proyecto como éste, te gustaría subirte al camión y viajar de una forma diferente, no te pierdas el Social Hostel Truck. Una oportunidad de viajar de una forma pintoresca y muy enriquecedora.
Y ya sabes, si te ha gustado el post o conoces a alguien a quien pueda interesarle el proyecto, comparte!!
2 comentarios en «Sonrisas Nómadas»
¡Hola Andrea!
Que post tan bonito. Lo cierto es que me es fácil imaginarte en ese bonito camión de bomberos…
No conocía el proyecto y me ha gustado mucho todo lo que cuentas, voy a curiosear :-)
¡Vaya! así que te vas a buscar auroras :-) ¡qué genial! que vaya todo mu bien.
¡Abrazote!
Hola Begoña!! La verdad que sí, es fácil imaginarse en el camión! Es inevitable, pero bueno, hay momentos para todo y creo que éste aún no es el mío.
Y sí, me voy a buscar auroras en enero. Ojalá tenga suerte!!
Un abrazo gigante Bego!