¿Pensando en viajar a Salento y visitar el Valle de Cocora? ¿Buscando qué ver y qué hacer en Salento? Pues si es así has llegado al lugar indicado porque en este artículo te cuento qué hacer en Salento. Te invito a un viaje por este pequeño pueblito que parece salido de un cuento. Y no, no te pienso decir qué hacer en Salento a cada momento, la cosa es viajar como si de un viaje de colores se tratase. ¿Te apuntas?
*Info útil sobre qué ver y qué hacer en Salento al final de la entrada.
Salento. El nombre resuena en mi cabeza y todavía sonrío. Salento con sus casitas de colores, con sus personajes, sus plazas y sus esquinas. Salento de noche y Salento de día. Salento con historias y con nombres. Salento lleno de magia y de secretos.
No se cómo lo hicimos, no se cómo fue, llegamos sin saber qué ver en Salento y de pronto nos atrapó, nos zarandeó, nos administró su poción mágica y nos enamoró o nos drogó o nos movió o nos bailó al costado con sus colores psicodélicos resplandecientes dibujando ante nuestros ojos ociosos cuadros que quisimos creer.
No se cómo fue y no se cómo pasó y no me importa. El viaje a Salento aún hoy me hace sonreír y lo llevo en el corazón, como una de sus ventanas, o puertas, abiertas siempre a la magia y la luz del sol.
✏︎ Qué ver y qué hacer en Salento:
Llegamos de mañana. Fuimos en bus, estaba cerca de Armenia. Yo me senté junto a una señora del pueblo, casada con el dueño de una de las empresas de rutas a caballo. Me fue tirando tips que consideró valiosos para nuestra estancia y acabó discutiendo/hablando con el de atrás que apuntaba aún algunos datos más y corregía los que le parecían erróneos o aquellos a los que les faltaba información.
Yo apuntaba en la libreta divertida con la escena hasta que un par de páginas más llenas decidí que era hora de apuntar la música y dejarme llevar por sus notas un rato antes de llegar.
Marina por su parte se había hecho un nuevo amigo de Nueva Zelanda. Fueron cotorreando un rato en un intento de español pobre y escaso pero no por ello menos entretenido por lo visto, porque se fueron hablando gran parte del camino.
Al llegar, Rubén (así se llamaba el neozenlandés), nos preguntó si podía venir con nosotras y siendo uno más nos fuimos a buscar hostal. 20.000COP lo más barato, demasiado para nuestro escaso presupuesto. Nosotras íbamos, preguntábamos, regateábamos con el neozenlandés siguiendo silencioso nuestro paso y preguntando de vez en cuando cuánto.
Finalmente decidimos hacer descanso y organizarnos. Hacer base para que ya con las mochilas en el suelo alguien se lanzara a preguntar y a buscar algo más barato.
No hizo falta, unos 10 minutos más tarde aparecieron dos muchachos. Les paramos, les preguntamos por algún lugar y cotorreamos un rato. Ellos siguieron camino y nosotras valoramos las nuevas opciones que nos habían dado hasta que se me encendió la bombilla y Marina la captó rápido y rápida también se levantó y les fue a preguntar.
Volvió 10 minutos después con los chicos. Podíamos quedarnos en su casa, unos cartones o algo así en el piso, no había mucho espacio pero teníamos un techo de la nada y nuevos amigos. Recogimos nuestras cosas con Rubén aún desorientado sin saber de qué iba el cuento y emprendimos camino. Primero un autobús que nos llevó a todos por solo 2000COP y luego un agradable camino en el que empezó la magia por invitación de Andrés, nuestro nuevo anfitrión.
Marina y Andrés. Andrés vivía de hacer marcapáginas a partir de hojas naturales.
Llegamos a la casa, abajo de Salento, cerca del río. Era apenas unas pocas paredes con un todo muy básico. Cocina afuera, en la hoguera y la parrilla. El baño, tres paredes y una manguera saliendo del caño de la cocina. Dejamos nuestras cosas y nos pusimos a jugar a tazos con Simon, el niño de la casa y fue por un momento como volver a la infancia, a las escaleras de la escuela, a mi montón de tazos y las interminables partidas de los 30 minutos de recreo. Y que bien se me daba y como les gané a todos otra vez tantos años después y como me sale la niña de nuevo.
Paseo al río al baño que ya no nos dimos porque había poca profundidad y estaba a punto de caer la tarde pero igual la pasamos bien y estuvo agradable con perro y todo incluido. De vuelta cena o intento de cena del que Marina y yo tratamos de hacernos cargo. Cortar madera machete en mano, tratar de prender fuego con la madera húmeda que solo humea sin arder, cocinar para todos, jugar con Simón y tratar de hablar con el neozenlandés.
Y Marina que dibuja un volcán, un volcán que tira lava hacia el cielo y en horizontal. Y dibujamos estrellas.
Al día siguiente nos despertamos temprano para ir al Valle de Cocora, actividad casi obligatoria que hacer en Salento. Llegamos después de la excursión tarde y cansadas de nuevo a Salento, tenemos un poco de frío pero aún así nos damos chance de una cerveza en la plaza para relajar las piernas. En esas aparece David, le conocimos con los chicos el día anterior. Nos saluda con un «coño!» y nosotras no podemos sino sonreír y compartir nuestra chela y luego viene otra y Marina practica con el didyeridú y vamos a su casa y nos deja unos suéteres y ya no tenemos tanto frío y vamos al mirador natural que esta noche se ven muy lindas las estrellas y hay que aprovechar.
Es tarde así que bajamos carretera abajo hacia casa de los chicos. La carretera está oscura y los coches vienen rápido, caminamos con precaución. Se oyen un par de coches y hacemos dedo. Paran, un madrileño que tiene un restaurante en el pueblo y nos lleva prácticamente hasta casa.
Y todo sigue así, magia tras magia y no podemos estar mejor y llegamos a dormir. Y nos levantamos y desayunamos con los chicos y nos despedimos y vamos a comer y nos encontramos con David y nos quedamos una noche más en su casa porque Salento nos ha atrapado así, con descaro, con capricho, con una magia que nos envuelve y que nos tiene suspendidas, flotando, dejándonos llevar por tanta facilidad y este viento que sopla en la plaza por la noche cuando vamos en busca de algo que cenar.
Perdonen la calidad de la foto, pero la escena no tenía desperdicio.
David es un personaje formidable que llevamos ya en el corazón con esa sonrisa grande que nos pone cuando está contento, más bien entusiasmada con algún plan o alguna de las historias que nos cuenta de los años que estuvo en España y en el País Vasco y de nuestra tierra y de nuestro coño y nuestro joder y que nos reímos y es interminable y que buena onda y qué fácil es y que de agradecimiento por sentirse así de bien. Aún nos regala unos pendientes antes de irnos y abrazarnos fuerte mientras nos desea buen viaje y la mejor vibra siempre.
Y que nos quedamos, que una de las cosas que queremos hacer en Salento es ir a una finca cafetera y que al final vamos a desayunar a un sitio pequeño y austero pero con hasta terraza y vistas y se nos hace la una de la tarde y tenemos que llegar a Pereira, a la exposición de Jorge antes de las siete y hay carrera ciclista y el pueblo se ha colapsado de repente y no hay transporte a las fincas y la carretera está cortada hasta las cuatro de la tarde porque todo confabula para ser parte de este embrujo que nos tiene encandiladas y felices entre estas calles de colores, sus pequeños locales, sus gentes, sus vendedores, sus miradores y ese algo que flota en el aire y que nos hace flotar.
Info sobre qué ver y qué hacer en Salento (agosto 2015):
〉Es bastante fácil entrar y salir de Salento a dedo. Sino hay autobuses continuos desde Armenia que cuestan como 8000 pesos. También hay transporte desde Pereira.
〉Los hostales en Salento (los más baratos) rondan los 20.000-25.000 pesos, de ahí para arriba.
〉Puedes acampar abajo de Salento. Sigue por la vía a Salento y cerca del río pregunta por el camping.
✏︎ Qué ver y qué hacer en Salento:
〉No te pierdas el mirador del Alto de la Cruz desde el que puedes ver todo Salento desde las alturas. Son unas cuantas escaleras de colores (sí, hasta las escaleras son de colores), nada imposible de subir.
〉Salento es el enclave perfecto para hacer una visita a alguna de las fincas cafeteras de la zona. Desde la plaza de Salento puedes contratar un jeep que te lleva y te trae. Trata de buscar compañeros para la excursión, porque el jeep cuesta como 40.000 pesos. Puedes ir a visitar la finca de Don Elias, dicen que es de las mejores. La visita cuesta 8.000 pesos.
〉Desde Salento puedes hacer varias excursiones. Una de las famosas es al valle de Cocora y sus palmeras de cera, pero también puedes ir a ver la cascada de Santa Rita. Tienes que tomar un bus que cuesta 2.000 a Boquía y bajarte en el puente amarillo.
〉Dicen que el mejor café de Salento está en el café de Jesús Martinez (Chucho). Anímate a probar uno.
〉Les dejo la página de la oficina de turismo del Quindío por si aún quieres saber más cosas que hacer en Salento.
Ya sabes que como siempre te espero en los comentarios y si te gustó no te olvides de compartir aquí abajo!
Un abrazo,
9 comentarios en «Qué ver y qué hacer en Salento, un pueblito de cuento»
Hola Andrea, que buena información sobre visitar salento y sus destinos turísticos cercanos. la verdad es que es un pueblo muy bonito y con muchas tiendas para comprar recuerdos
Hola Andrea iré como por quinta vez al Quindío a Salento y el valle del cocora, vivo en Cali, Valle del Cauca yme encanta ese destino. Tu manera de contar tus vivencias me recordó a los cuentos que mi madre escribe y la manera mágica en que siempre me ha descrito la vida.
Gracias por hacer este blog, gracias por compartir!
Owww!! Que lindo 😊 Salento siempre me dibuja una sonrisa ♥️ Yo conocí a una persona especial ahí 💑 😊
Buenas Andrea!! Aquí Andrés de http://www.elvuelodeapis.org Te he escrito un mensaje al Facebook, me ha encantado conocer tu Blog. Mañana mismo visitamos Salento. Si tienes contacto de Andrés o David pásanoslo para contactarles y visitarles. Molaría!!!
Nos han servido mucho tus post!! Gracias.
Andrés!
Me alegro de que te haya encantado conocer el blog, eres siempre cálidamente bienvenido! Por cierto, da un buen rollo increíble la foto que tenéis en la home de vuestro blog!
Ya te he contestado pasándote todos los datos al Facebook. Espero te sirvan y disfrutéis mucho Salento!!
Estamos en contacto Andrés y la mejor de las suertes en vuestra aventura!
Abrazo
Me encantará poder leerte, tengo pensado viajar a Sudamerica el año que viene 2016. Y todos tus consejos pueden ser de utilidad. Tengo 51 años( muy aburguesados) pero creo que nunca es tarde para encontrar el buen camino
Silvia! Por supuesto que nunca es tarde! Ya sabes, más vale tarde que nunca. Que bien que te encanta leerme y que gran plan el que te propones. Yo viajo muy lowcost, pero hay formas más aburguesadas también de viajar, cada uno viaja a su gusto y manera y cada experiencia es única y personal. Ojalá te sirvan mis consejos y ya sabes, si tienes dudas, aquí me puedes encontrar. Saludos!
Hola! Qué lindo e interesante lugar (del que no conocía ni su existencia!)
Seguiré leyendo :)
Besos!
Muchas gracias Viajar o Morir!! La verdad que Salento es un pueblito muy especial. Estamos en contacto! ABrazos!