La Yunga, el Amboró. Un flash back hacia la infancia

¿Te has imaginado alguna vez caminar por un bosque de helechos gigantes como en Jurassic Park? No, no es una fantasía, en el Parque Nacional Amboró, en Samaipata, Bolivia, se puede pasear por lo que se conoce como la Yunga o el bosque nublado. Un bosque de otro tiempo habitado por gigantes helechos.

***

Fue inmediato, en cuanto vi la pequeña foto, mis recuerdos de infancia vinieron en tropel, los sentí recorrer mi cuerpo hasta llegar a las yemas de mis dedos. Quién me lo iba a decir, que un día yo, esa pequeña niña de 11 años que no dejaba de soñar, llegaría un día de casualidad, a pisar las tierras lejanas del Parque Nacional Amboró, cubiertas de helechos gigantes que, por entonces, gracias a las palabras de Cloti, dibujaba en mi cabeza.

El recuerdo vino intacto, nítido. Son esos recuerdos que permanecen olvidados y que por tanto, no están aún manidos, gastados. Vi a Cloti, la profesora que sustituía a Marisa por unos días y a la que todos tanto miedo teníamos. La misma que nos enseñó tanto y que nos llevó incluso a Soria de viaje, con aquel programa de escuelas viajeras que nos hizo feliz a todos.

La recuerdo frente a la pizarra verde, con sus cabellos largos y bien peinados. La recuerdo hablando, contándonos de aquel lugar lejano que yo ni sabía donde estaba. Tratando de explicar a nuestras cabecitas de montes verdes cantábricos que ella había conocido un lugar donde los helechos, no eran como los que estábamos acostumbrados; chiquitos, sino que eran más grande que uno, le sobrepasaban la cabeza, a veces hasta varios metros por encima.

Y había murciélagos (en mi recuerdo también hay murciélagos). Y yo me imaginaba murciélagos también gigantes descansando colgados sobre esos helechos monstruosos, mutantes y hermosos. Aquellos helechos prehistóricos que debían ser maravillosos. Y me imaginaba a Cloti allí, en ese paraíso exuberante.

Y el recuerdo vino así, entero, en el momento en el que por primer día empecé a trabajar como voluntaria en un pequeño hostal de Samaipata, en Bolivia.

Mientras Ian, el dueño, trataba de explicarme el funcionamiento del hostal, haciendo hincapié concretamente en el cuarto de información que estaba al lado de la recepción al cual yo tenía que redirigir a cualquier turista que me solicitara información.

Vi las lámina impresas de los distintos tours que se ofrecían por los alrededores: los volcanes, el cerro de los cóndores, las cuevas, y ahí mismo, el Parque Nacional Amboróla Yunga de Samaipata, el bosque nublado y la imagen en A4: los helechos gigantes, bellos, pletóricos.

Y supe que, fuera como fuera, iba a ir al Parque Amboró. Yo también quería conocer esos helechos gigantes y ver los murciélagos descansar en ellos.

Pasaron los días en la recepción. Un día Neel, el alemán, llegó empapado. Había ido a la Yunga, al hermoso bosque nublado que forma parte del Parque Nacional Amboró. Había visto los helechos: “sí, yo visto helechos, helechos gigantes”. Venía empapado.

-“Lluvia, lluvia alrededor. Ahora todo mojado. All wet, all the forest is wet. Mucha agua, yo ahora mucho mojado”- repetía Neel. Habían conseguido un chico que les había llevado por 80 bolivianos y no, no habían pagado entrada.

yunga

Al día siguiente fui a preguntar precios a las agencias, todos eran similares y rondaban los 140-180 bolivianos (unos 20, 25€), por un solo día de trekking. Cuantas más personas más barato. Así que esperé, necesitaba grupo y debía de formarse desde el hostal.

Una semana más tarde apareció la oportunidad para ir al Parque Nacional Amboró: Eloy y Julia, barcelonés e italiana respectivamente. Álvaro y Claudia, barcelonés y chilena, también se sumaron al plan. Eramos cinco. Tratamos de contactar con el chico de 80, no hubo manera.

Ellos fueron a preguntar a los tours mientras yo hacía mi turno en recepción. Llegaron tarde, estaban cerrados. A la noche quedamos que, sí hacía sol o al menos no parecía que de nuevo iba a llover, nos levantaríamos temprano e iríamos, fuera como fuese, si había que pagar tour pues se pagaba.

Visitando el Parque Nacional Amboró:


Me levanté a las 8:00am. Estaba nublado pero no llovía, me costó despegar los ojos. Me levanté y desayuné mientras esperaba a ver si se levantaban los otros. Apareció más tarde Eloy. No estaban muy convencidos, salió un pequeño resol: vamos. Le pregunté a Ian, desde ahí lo gestionamos con un par de llamadas. Minutos más tarde, estábamos en el Taxi camino por fin a la Yunga de Samaipata.

El bosque, estaba impresionantemente cerca. Tardamos unos 20 o 30 minutos en taxi. Nuestro guía, Santiago, un colombiano de Bogotá con un atuento realmente pintoresco y un ritmo al hablar extremadamente lento, pero amable. Me cayó bien, era agradable y entre palabra y palabra, te daba tiempo a mirar todo aquello que era capaz de nombrar.

El taxi nos dejó a la entrada del Parque Nacional Amboró. Caminamos unos 15 minutos por un camino aún ancho, aunque de tierra. Ahí pudimos ver ya alguna planta rara, tipo enredadera terrestre que, como bien apuntó Julia, tenía forma de coral. Y es que efectivamente era también: “unaa plantaa  muy  antiguaa  quee  antes  vivía  en  el  fondo  del  maaar ,  era  maariiinaaa  pero  como  ven  ha evolucionaaado  y  se  haa  adaptadooo”, nos explicó Santiago.

Cuando el camino anchó terminó empezó la ascensión por estrechos caminos, sendas hechas por los pies de los que caminan, totalmente embarradas y resbalosas por las lluvias de los últimos días. No tardamos mucho en ver el primer helecho, aunque sí algo más de lo que tardó en caerse el primero de nosotros, ya no recuerdo si Alvaro o Eloy, quienes se disputaron durante todo el camino el primer puesto.

HELECHO-yunga

yunga-helechoNo, no son cuadros abstractos. Son helechos vistos desde abajo

Aún los zapatos aguantaban bien. Helechos carbónicos para empezar el camino, inofensivos. También una enorme liana (de la que sí, no pude evitarlo, me colgué al modo Tarzán y me estuve balanceando un rato mientras todos seguían resbalando camino arriba). Una planta curiosa las lianas, son parásitos, se alimentan de otros árboles, hasta que éstos mueren y las lianas con ellos, dejando un hueco vacío en el tupido cielo del bosque que permite entrar la luz en una labor saneadora para el resto de vegetación.

Los helechos jurásicos:


Seguimos caminando por el Parque Amboró y entonces llegaron los helechos jurásicos, ya más evolucionados. Como evolución un sistema de defensa constituido por pinchos en su tronco, el cual es más similar al de palmera, con figuras geométricas. No había por tanto que apoyarse en los jurásicos, aún a riesgo de resbalón. Delante mío se podía escuchar: «cuidado, helecho malo. Bueno, otro malo, tener cuidado». Así que tratamos de tener cuidado, aunque yo terminé descubriendo una espina en el índice al día siguiente que había permanecido ahí toda la noche de recuerdo.

Y entonces llegó la magnitud, la exuberancia, el bosque completo, todos bien agrupaditos en familias los señores jurásicos, también a modo de protección.

yunga-AMBOROEloy y Julia. Son los responsables del blog de viajes We are the passengers.yunga-mmyunga-Jyunga-jojo

Para rematar, en medio de tanta exuberancia, una pequeña cascada, en la que paramos para reparar fuerzas y almorzar. Tras la cascada vino el ascenso por una pequeña salida de agua, que realmente resbalaba.

Una de las características del Parque Nacional Amboró que mantiene el bosque nublado funcionando, es toda la cantidad de musgo y líquenes que descansan en los troncos de las distintas plantas. Los líquenes y el musgo convierten el vapor de la nube en pequeñas gotas de agua concentrada que poco a poco resbalan hasta llegar al suelo, entran a la tierra por las raíces y salen más tarde formando pequeños riachuelos que sacian la sed del resto de integrantes del bosque.

MBOROhelechos gigantes parque nacional amboró samaipata cómo llegaryunga helechos gigantes parque nacional amboró samaipata

No sé hasta que punto se aprecia en las fotos, pero había helechos realmente grandes, de hasta 15 metros. Yo me sentía en otro planeta, en otro tiempo. Parecía que de cualquier esquina fuese a salir un dinosaurio, un dinosaurio jurásico para comernos a todos ahí indefensos y cubiertos de barro. Pero no apareció, así que seguimos caminando (o tratando), o subiendo y bajando, o resbalando. Al final, avanzando.

helechos gigantes parque nacional amboró samaipata

parque nacional amboró samaipata¿Son capaces de encontrar mi cabeza entre tanto helecho?

Aún quedaba la parte más complicada, una ascensión de una hora hasta lo más alto del bosque, casi 3000m de altura. A medida que subíamos las conversaciones dismunuían, las voces jadeaban, toda nuestra atención estaba concentrada en seguir subiendo sin resbalar o apoyarnos en un helecho jurásico.

Yo hice un par de amagos de ir al suelo, pero finalmente llegué arriba con el trasero intacto, libre de barro. Lo habíamos conseguido, por fin quedaba lo más fácil, una hora más con un camino mucho más seco, plano y pisado. La vuelta en taxi y la ducha revitalizadora al llegar.

Cómo llegar al Parque Nacional Amboró:


Para conocer la Yunga o el bosque nublado (es lo mismo) del Parque Nacional Amboró es recomendable contratar un tour desde Samaipata. Los tours oscilan entre 140 y 200 bolivianos. Se sale sobre las 9 de la mañana y se vuelve entre las 3 y las 6 de la tarde, dependiendo de la velocidad a la que se camine y el camino que se escoja (hay uno más sencillo y otro un poco más complicado y resbaladizo).

Las agencias de tour están casi todas en la calle Bolivar (Samaipata). También se pueden hacer tour de dos días que incluyen una noche de acampada en el parque, logicamente, más caros.

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¿Tienes alguna duda? Cuéntame, ¿has estado en el Parque Nacional Amboró? ¿Te gustaría pasear entre helechos gigantes? Te espero en los comentarios y ya sabes, si te gusta, comparte!

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Andre400
¡HOLA! SOY ANDREA BERGARECHE

Desde hace más de 5 años vivo viajando y ayudando a mujeres como tú y como yo a ser más libres, fuertes e independientes.

6 comentarios en «La Yunga, el Amboró. Un flash back hacia la infancia»

    • Rosalía! La verdad es que son una pasada y para mi fue doblemente especial porque significó materializar uno de los elementos del imaginario de mi infancia!
      Ya sabes, siempre hay que dejar algo para la vuelta! ;)

      Responder
  1. Me encanta seguirte. Los viajeros tenemis un gen especial. Estamos siempre contigo Andrea alla donde estas. Fomentas el espiritu viajero alli por dode vas

    Responder
  2. Ya tienes unos cuantos fans más!! lo leemos todos juntos!!
    Que envidia sana y que bueno todo lo que transmites!!
    Jose ha recordado su viaje con tus relatos…

    te deseo encuetres mucha cosa buena en tu viaje y estaremos pendientes!!

    Un beeeso grande valienteee!
    ana

    mucho Machu Pichu, hay sitios en este mundo que pertenecen a otro,disfruta de cada momento,que ya veo que lo haces ,viajar nos hace mas sabios.besos
    jose

    Responder

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