¿Conoces la casa del árbol en Baños de Agua Santa en Ecuador? ¿Estás pensando en visitar el famoso columpio del fin del mundo?
La típica foto del columpio del fin del mundo en la casa del árbol en Baños de Agua Santa, Ecuador es una de las más famosas y publicadas en los grupos de mochileros. Es muy frecuente entrar al grupo y ver a algún mochilero «volando» en el columpio del fin del mundo por encima del precipicio. Si estás en alguno posiblemente le hayas visto.
La foto es del blog de viajes Ir Andando. A mi no me hizo tan buen tiempo como para fotografiarlo así.
Es una de esas fotos que dan ganas de emular y, como no, yo no quería ser menos. Quería ser la protagonista de esa famoso foto en el columpio del fin del mundo en la casa del árbol de Baños en mi paso por Ecuador. Además, Baños de Agua Santa me quedaba de paso en mi camino a Puyo, donde pretendía ir a pasar unos días pintando un mural en la Finca la Argentina, para de esa forma, tener el tiempo de adentrarme al menos un poco en la selva ecuatoriana.
Ya venía con ganas de adentrarme en la selva desde Bolivia, donde en algún punto de mi viaje planee subirme a un barco carguero para remontar el río Ichino desde Puerto Villaroel hasta Trinidad. Vivir una experiencia genuina en la selva, lejana a los tours de 200$ y 4 días en barco.
Ya sabes que lo de los tours turísticos me provoca bastante tirria, sobre todo por sus elevados precios y sus prácticas poco respetuosas con el medioambiente y los lugares que visitan.
Así que Baños de Agua Santa, me quedaba de paso y mis ganas por conocer la casa del árbol y columpiarme en el columpio del fin del mundo no podían esperar. José, de Camping Baños de Agua Santa, desde el hostel/voluntariado/couchsurfing (creo que ni él lo tenía muy claro) me había contactado ya desde Bolivia, para invitarme a quedarme ahí a mi paso así que no lo dudé un momento y me fui para allí.
Haciendo dedo de Cuenca a Baños de Agua Santa para llegar a La casa del árbol:
Para llegar a Baños, hice dedo desde Cuenca. Andrés, mi couch, me acercó en coche hasta la salida de la ciudad, en busca de algún buen sitio en donde levantar el dedo. Lo cierto es que no parecía haber ninguno y terminó dejándome en una pequeña parada de autobús en un pueblito en medio de la nada. En una parada de autobús porque parecía ser lo único con techito. Llovía. Creo que esa fue mi primera vez haciendo dedo bajo la lluvia en el viaje. Llovía, llovía bastante y yo temía por mi cámara mientras pensaba si realmente alguien iba a pasar en esa carretera que parecía perdida en medio de la nada.
Para mi sorpresa, mientras esperaba (de verdad, ahí no había nada más que tres casitas y mucha lluvia), de un camino que se perdía campo arriba, salió una diminuta comitiva de gente dirigida por cholitas, hombres con un santo sobre los hombros y cuatro músicos. Aparecieron así bajo la lluvia, cruzaron la carretera y desaparecieron camino abajo. De mientras, ningún coche parecía querer pasar y aquel pueblo se había quedado tras la extraña aparición, nuevamente desolado.
No esperé mucho. Un simpático señor paró con su todoterreno. Iba a enseñar una muestra de zapatos para posibles vendedores unos pueblos más alante. El señor era de esos que trabaja en domingo. Aún así le gustaba viajar y estaba encantado de poder echarme una mano en mi viaje, además que hacía un tiempo de perros y debía estar yo mojándome abajo de aquel diminuto techo.
No lo voy a negar, la carretera era hermosa y el día gris hacía todo aún más melancólico. No tengo fotos, mi cámara iba ya muy mal en aquel entonces y se negaba a funcionar, pero quizás sea mejor así. Me gusta guardar esa imagen tan bucólica para mí. Las montañas, la carretera serpenteante cruzando el eterno verde. La atmósfera gris, las casas suspendidas en las montañas como cabras que descansan.
Creo que me encantó porque en parte tenía algo de esa atmósfera que posee también mi amada Asturias. De alguna forma era como sentirme en casa al mismo tiempo que sabía que estaba en la otra parte del mundo, que estaba cumpliendo un sueño y que estaba transitando sola por aquella carretera serpenteante con mi mochila verde bajo la lluvia.
Desafiándome a mí misma y sabiendo a la vez que siempre, de alguna forma extraña, me iba a sentir en casa porque en todas partes iba a ser yo conmigo misma, yo con mi mochila, yo con mis ideas y con ese corazón. Yo con todo mi mundo encima.
El hombre me dejó en un pueblo que a pesar de lo pequeño, bullía vida. Me dejó en mitad del tráfico y el caos del único semáforo. Yo me despedí mientras él me deseaba suerte y aproveché para ir al baño. Una vez aliviada caminé carretera abajo en busca de algún sitio donde los coches pudieran parar con más tranquilidad. Mi cámara decidió darme chance de sacar una única foto y esta fue la imagen que salió.
Tras la espera, para mi sorpresa, mi siguiente chofer resultó ser un comisario, que volvía de buen humor al trabajo después de unos días de vacaciones de Guayaquil. Habló de la tranquilidad de aquella zona, no tanto debido al trabajo policial, sino a las reprimendas existentes para los ladrones en las tradiciones indígenas del lugar, como baños para el ladrón con té de ortiga por todo el cuerpo, lo que mantenía la delincuencia a raya. Me dejó un poco antes de su comisaría, no sin antes sacarnos una foto.
Me dirigí a la parada del pueblo. Durante un rato no paró nadie. Finalmente un hombre se ofreció a llevarme, pero me dijo que iba a almorzar y que podía seguir probando suerte mientras tanto.
Grave error, porque rápidamente paró un camión y me subí y era uno de esos camiones tediosamente lentos. Y no, no es que adore la velocidad, pero cuando avanzas cientos de kilómetros a cuarenta por hora, la cosa empieza a desesperar. Tanto fue así, que en un pueblo grande decidí bajar, para comer algo y probar suerte más tarde a ver si encontraba algún vehículo más rápido.
El almuerzo fue divertido. Comí un especie de tortas de queso, pero el chiste estuvo en la situación. Al pedir, una de las cholitas comenzó a hablarme, no se si en quechua, pero yo en lugar de decir que no entendía, me limité a sonreír con fuerza. Me preguntó entonces si acaso comprendía y yo muy sinceramente le dije que no, pero que le sonreía. Eso fue como abrir una puerta y a partir de ese momento empezó la conversación y las preguntas curiosas acerca de mi procedencia y lo que hacía. De cómo me atrevía a viajar sola y simplemente porque lo hacía.
Llegando a Ambato
Abandoné el pueblo en el Monster, un todoterreno que estaba escrito con letras gigantes así. Me dejó en Ambato, donde nuevamente empezó a llover y la luz empezaba a escasear. Después de que una señora decidiera invitarme el autobús que me llevaría hasta el cruce donde podría hacer dedo fácilmente, decidí coger un autobús, pues Baños aún estaba relativamente lejos.
Llegué de noche, me costó encontrar el Camping, así que pregunté a la policía. El resultado, fui en busca de la casa escoltada por dos policías que iban preguntando casa por casa si alguien sabía donde estaba el Camping, todo un show.
No contenta con eso, como no lo encontramos volvimos de vuelta a la comisaría, desde yo me conecté a Facebook para tratar de conectar con Jose y leerles textualmente las indicaciones para llegar a los policías. Cuando decidieron creer saber el lugar, me acompañaron de nuevo, esta vez llevándome las dos mochilas tras la riña del comisario ante su falta de amabilidad. Y así escoltada llegué al Camping donde al abrirme la puerta, se asustaron ante la presencia de mis acompañantes, quien una vez comprobado que era el lugar correcto y que yo estaría bien, se marcharon de nuevo.
El columpio del fin del mundo y la casa del árbol de Baños de Agua Santa:
Baños de Agua Santa, en la provincia de Tungurahua, es uno de esos lugares afortunados. Los paisajes están llenas de pequeñas joyas, para los ojos y para el disfrute del cuerpo. La casa del árbol y su columpio es uno de los atractivos más turísticos por el hecho de tener la foto y poder observar desde ahí la fuerza del volcán Tungurahua al frente, «el gigante negro» de más de 5.000m, todavía activo. Observar desde el columpio de la casa del árbol como un pájaro el hermoso paisaje es una de las sensaciones que la mayoría de viajeros y turistas busca experimentar (y yo no quise ser menos).
Cuenta la leyenda (me contó un amigo) que hay un segundo columpio, una segunda casa del árbol que está a mayor altura y que es más bonita, aunque menos conocida a pesar de estar más cerca. Yo no lo encontré. Cuéntame si sabes cuál es.
No vi el volcán (no vi nada) porque coincidió pura niebla pero he aquí finalmente mi foto en el columpio de la casa del árbol.
Para los más aventureros y los que no lo son tanto, Baños de Agua Santa ofrece un montón de posibilidades además de la visita a la casa del árbol, desde un baño en aguas termales hasta deportes de riesgo en el río Pastaza, lleno de cañones, descensos y paisajes inolvidables.
✔️ Puedes hacer la ruta de las cascadas. Puedes hacerla en bicicleta dependiendo donde arranques (entre 5 y 10$ el alquiler de un día). Puedes salir desde Baños en bici aprovechando que es todo bajada y volver con la bici en autobús. Sino puedes alquilar un buggy/kart (10$ la hora) o irte en combi por la carretera, que es desde donde al final se ven casi todas las cascadas. La primera cascada está en el propio Baños de Agua Santa y el recorrido termina en el Pailón del Diablo, una cascada de gran tamaño en Río Verde, la carretera rumbo a Puyo. En la ruta puedes hacer canoby, puenting y otras muchas actividades, todo depende de tu nivel de adrenalina y tu presupuesto.
INFO ÚTIL PARA VIAJAR A BAÑOS DE AGUA SANTA
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¡Espero que te haya gustado este artículo sobre Baños de Agua Santa y que disfrutes en la casa del árbol de Baños! Ahora te espero en los comentarios para que me cuentes si te has columpiado alguna vez en el columpio del fin del mundo o si crees que hay algo que me olvido. La verdad yo me la pasé descansando mucho así que si hay algo por ahí que hayas descubierto, cuéntamelo! Y ya sabes, me ayudas un montón compartiendo!
Yo te espero en Instagram y Facebook donde, como siempre, voy compartiendo mi viaje a tiempo real.
Un abrazo,
7 comentarios en «A dedo hasta Baños de Agua Santa y la casa del árbol»
Admiro éste gran proyecto.Y me gustaría ponerme en contacto con su creador le tengo una propuesta. makrocol@hotmail.com
Luis! Qué bueno que el gusta mi proyecto, la verdad tiene mucho trabajo detrás!! Ya te he escrito un email para que tengas mi dirección de correo y me puedas escribir.
Un saludo y gracias por pasar Luís!
Cordial saludo.Mi nombre Luis Trujillo soy Colombiano y tengo como proyecto una casa en el árbol en un lugar mágico y sagrado.Patrimonio de la Humanidad.Me gustaría saber si me puedes colaborar o entrar como accionista.Mi whatsapp: +573166039999.Gracias.
Hola Andrea! Yo estuve hace un poco mas de un mes y es uno de los lugares que mas me encanto. La primera vez que fui me quede atrapado un mes y medio. Siempre encontré gente espectacular y nunca terminas de conocer. También hice el recorrido hasta las cascadas en bici ida y vuelta.. casi me muero jaja. La primer vez que quise ir a la casa del árbol, terminamos en La casa del Árbol de Shell(un pueblito que se encuentra unos kilómetros antes de Puyo) y encima fuimos a dedo en un trailer.. imagínate pasar por los túneles hacia Puyo con los chorros enormes de agua mojándonos y las ruedas del trailer levantando barro.. terminamos empapados pero a mas no poder de la risa.
He ido a a ese otro columpio que mencionas. Se llama «El vuelo del Condor» y no es que este a mas altura, incluso se encuentra antes que la casa del árbol, si no es que es mas extremo. Salia unos $5,00.
Como Andres también conocí al propietario de un bar, Mocambo bar que, no recuerdo de donde era, le encanto tanto la ciudad que se quedo a vivir.
De las cosas que hice en Baños puedo contar: Subir al volcán Tungurahua(no es fácil la subida y se debe uno de informar bien); conocer las antenas(cruzando el río que corta la ciudad y yendo de frente va en subida hacia unas antenas); antes de cruzar el puente que cruza el río, hay un descenso hacia otro puente chiquito en donde se puede ver de mas cerca el río e incluso unos bancos donde descansar; saliendo de la ciudad como hacia Ambato, hay un camino hacia Patate, de ahí uno puede cruzar otro puente y llegar al borde del río; el camino de los loros(saliendo de la ciudad hacia Ambato hay dos caminos que se dirigen a Riobamba, esta el camino viejo y el nuevo cruce. El viejo camino se llama «El camino de los loros» porque hay un monumento de una planta con loros. Este camino es inseguro porque bordea los pies del volcán y todo lo que el Tungurahua despide va parar ahí, ademas de que no esta asfaltado, pero al estar tan desolado y que la gente no pueda sembrar se convierte en un lugar espectacular.); sale muy fácil el dedo hacia cualquier lugar; ir a dedo a la casa del arbol y volver por el sendero de la virgen ;)!
Me gusto leerte! Antes de salir de viaje creo haber visto varias de tus publicaciones por face pero es la primera vez que entro.
Un beso grande
Leonel!! Muchísimas gracias por este pedazo de comentario!! Me alegro que por fin hayas entrado al blog y que te haya gustado leerme. Es un placer tenerte por aquí, sobre todo con este pedazo de comentario con toda la info útil que has dejado para los posibles futuros viajeros que quieran conocer Baños. Por cierto, eres un campeón, hacer la ruta de las cascadas en bici de bajada es muy facilito, pero subir de vuelta, eso ya es otra cosa, no me extraña que terminases agotado.
Yo me quede con ganas de conocer «El vuelo del condor» pues como dices, me habían dicho que era más extremo y merecía la pena, pero al final el tiempo no me dio para conocerlo, o más bien no fue cuestión de tiempo, sino de toda la gente linda que conocí y con la que me acabé quedando en Baños y compartiendo agradables ratos. La verdad es que Baños es un lugar bastante mágico.
Gracias por toda la info que has aportado con tu comentario. Estoy segura de que será muy útil para todos los que quieran viajar hasta allí, porque tú sí que te conociste Baños a fondo.
Un abrazo grande y espero encontrarte pronto de vuelta por aquí,
Andrea Bergareche
Hola
Llevo un tiempo leyendo tus artículos, pero en este me animé a dejar un comentario.
Este año he visitado dos veces Baños de Agua Santa, la última vez (hace un mes) recorrí la ruta de las cascadas en bicicleta, y es una experiencia increíble.
No alcancé a visitar la casa del árbol, pero después de leer este artículo me entraron ganas de volver :)
La cuidad tiene cierto encanto. En el centro conocí al propietario de un café al que, le gustó tanto la cuidad que se quedó a vivir allí (no recuerdo su nombre, pero si recuerdo que era de España).
No he tenido el gusto de conocer El Puyo (pienso ir en febrero) pero me han contado cosas muy buenas de allá.
Espero que disfrutes del viaje.
Un saludo!
Hola Andrés, que bueno que finalmente te hayas animado a comentar, me gusta saber quién me lee detrás de la pantalla, sobre todo si has tenido oportunidad de conocer los lugares de los que hablo. Además eres mi tocayo =)
La verdad que la casa del árbol es un lugar hermoso, aunque quizás sobrevalorado. Yo creo que si has hecho la ruta de las Cascadas has conocido ya lo mejor de Baños.
La verdad que la ciudad, o pueblo, es un lugar curioso de encuentros extravagantes.
Ojalá puedas conocer Puyo en febrero y te animes a pasar por la Finca la Argentina, merece la pena.
Un abrazo,
Andrea Bergareche